jueves, 15 de septiembre de 2011

Una ex enfermera recordó a Torrealday atendiendo a un NN


En el juicio por robo de bebés, una testigo dijo que el pediatra le dio una explicación “confusa” cuando le preguntó porqué había un niño sin identidad en el IPP, derivado del Hospital Militar. 

El testigo Miguel Torrealday volvió a ser señalado en el juicio oral y público por robo de bebés durante la última dictadura. Ayer su nombre se escuchó de boca de una ex enfermera de Neonatología del Instituto Privado de Pediatría (IPP) que le adjudicó haber sido quien atendió a un niño nombrado como NN que había sido derivado del Hospital Militar de Paraná en la época de los hechos investigados. La mujer dijo que Torrealday le dio una explicación confusa cuando le preguntó porqué el nene –era un varón– no tenía nombre. Días anteriores el pediatra fue mencionado como quien tomaba la mayoría de las decisiones en el servicio de Neonatología por aquellos años.

La ex empleada del IPP podría haberse referido así a uno de los hijos mellizos de la detenida-desaparecida Raquel Negro, que nacieron en el Hospital Militar entre febrero y marzo de 1978 y fueron derivados al IPP como “NN López” y “Soledad López”, según el libro administrativo de la clínica. La niña recuperó su identidad en 2008, mientras que el destino del niño continúa siendo incierto. En todo caso, si no se trata de uno de esos bebés, cabe la posibilidad de que se trate de otro caso de criaturas apropiadas durante la dictadura.

Por la sustracción y sustitución de identidad de los hijos de Negro el Tribunal Oral Federal juzga a los represores Jorge Fariña, Pascual Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Marino Héctor González, Walter Salvador Pagano y Juan Antonio Zaccaría.

En la 10ª jornada de debate se escucharon también otros dos testimonios de peso: el del hermano del desaparecido Victorio Erbetta y militar retirado, que dio cuenta de la internación de embarazadas detenidas para dar a luz en el Hospital Militar de Paraná, lo que refuerza la hipótesis del funcionamiento de una maternidad clandestina, y el del periodista rosarino Carlos Del Frade, quien aseguró que, durante una entrevista, el represor Eduardo Costanzo le dijo que el imputado Fariña se había llevado a la hija mujer de Raquel Negro después del parto.

La mano civil
El juicio se viene presentando como una posibilidad concreta de conocer cómo fue el desempeño de los civiles ante crímenes de lesa humanidad como los que se investigan en esta causa, además de determinar la responsabilidad de los seis militares acusados. Puntualmente, la intervención de los médicos en la atención de los niños en el Hospital Militar y en el IPP viene dejando interrogantes abiertos. En el caso del Instituto de Pediatría, el desafío pasa por corroborar qué profesional tuvo a su cargo el cuidado de los mellizos y les dio el alta y qué grado de intervención y de poder de decisión tenía el jefe de Neonatología, que en la práctica era Torrealday, uno de los cuatro socios propietarios.

Una enfermera que declaró ayer mencionó el nombre del pediatra ante preguntas relacionadas con ambas cuestiones: quién era su jefe –era “el que más estaba al tanto, el que más dirigía, en una palabra”– y quién atendía a un niño derivado del nosocomio de avenida Ejército que ella vio en el servicio en 1978. “Me parece que sí, que había un bebé derivado del Hospital Militar, un niño, que estuvo internado un día y medio o dos”, dijo la testigo ante una de las primeras preguntas. Sobre quién le prestaba atención, indicó: “Y... era el doctor Torrealday”.

La mujer habló de un varón y no de mellizos, y según sus cálculos pesaba alrededor de 3 kilos, por lo cual no pensaba que hubiera nacido en un parto múltiple. Estaba bien de salud, pero de todos modos estaba alojado un sector reservado para casos complicados. “Lo recuerdo porque lo habían separado, lo tenían aislado en otro sector de Neonatología, no sé porqué. Es como que me quedó grabado eso”.

En un momento el relato generó mucha expectativa: se esperaba que aportara algún dato más concreto. Tal vez el tribunal tuvo la misma sensación y por eso insistió en preguntarle en varias oportunidades porqué recordaba el caso. “A mí me llamó la atención porque lo tenían separado”, sostuvo. Pero un poco más adelante, ante otra interrogación, surgió una explicación más razonable: dijo que había visto en algunas ocasiones que en la tarjeta donde se identificaba a los pacientes decía “NN”, y deslizó: “Ese niñito tenía NN”.

“Se le ponía NN porque no habían dado con la familia, no había ningún familiar. En esa época no se podía preguntar mucho tampoco, porque no le informaban demasiado. Si una preguntaba no le informaban”, continuó. “¿A quién le preguntó?”, inquirió el presidente del tribunal, Roberto López Arango. “Al doctor Torrealday, y me respondió que la familia, que iban a ver… que estaba la familia viendo lo que hacían con el niñito. No sabía bien el apellido, si iba a llevar el apellido de la mamá o del papá. Y el nombre todavía no lo habían confirmado”, dijo desordenadamente. “Fue algo medio confuso, como que me quiso conformar y bueno, me dijo... Como queriendo decir eso”, siguió.

De todas maneras, según expresó, ese niño permaneció identificado como NN hasta que abandonó la clínica: “No sé quién lo llevó ni cuándo. Se fue de alta, según me dijeron”. Esta afirmación se contrapone con el testimonio del neonatólogo paranaense, quien aseguró que tomó conocimiento de la internación de criaturas sin identidad recién en 1989, mientras revisaba el libro administrativo y leyó los registros de dos NN en julio de 1978 y de Soledad López y NN López en marzo.

Otra enfermera de Neonatología que declaró ayer no aportó datos. Mientras tanto, el testimonio del socio del IPP que aún no compareció por problemas de salud, Jorge Eduardo Rossi, se fijó para el miércoles 21 a las 10.

“Fariña se llevó a la nena”
Carlos del Frade brindó un testimonio basado en las revelaciones que le hiciera Costanzo –miembro de uno de los grupos de tareas rosarinos– acerca del parto de Raquel Negro. El ex servicio de inteligencia que es testigo en la causa le contó que la detenida había tenido mellizos en Paraná, un varón y una mujer, y que el varón murió en el parto por estrangulamiento con el cordón umbilical. Esto se lo dijo Costanzo durante las entrevistas realizadas en la década del 90, cuando sólo se sabía que Raquel había sido traída a la capital entrerriana para el parto –por el libro de Miguel Bonasso, “Recuerdo de la muerte”– pero no se sabía nada sobre los niños. También Costanzo le dijo que “Fariña se la llevó” a la bebé mujer. Asimismo, Del Frade dijo que entrevistó en dos ocasiones a Amelong en Rosario y en ninguna de las dos oportunidades el imputado quiso hablar sobre el caso de los hijos de Negro.

Maternidad clandestina
Joe Erbetta declaró que quien era su jefe en el Distrito Militar, Ulises Chort, le reveló sobre el traslado de detenidas al hospital para dar a luz. “Las mujeres desaparecían y los hijos tenían un destino desconocido”, dijo. Incluso señaló que “se mencionó mucho un parto de mellizos en ese momento”, en probable alusión a los hijos de Negro.

Erbetta también dijo que cuando realizaba guardias en el ingreso a los cuarteles constató la entrada de hombres que pertenecían a los grupos de tareas, que se dirigían a los centros clandestinos de detención del Batallón de Comunicaciones y de La Escuelita, donde se vienen realizando excavaciones en busca de restos de desaparecidos.

Alfredo Hoffman
De la Redacción de UNO

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