sábado, 3 de septiembre de 2011

Las enfermeras confirman la supresión de identidad de los bebés de Negro



Dos testigos ratificaron que los bebés de Raquel Negro fueron registrados como NN en el Hospital Militar. Aseguraron que Zaccaría tenía dominio sobre lo que pasaba en Terapia Intensiva.

La sexta jornada del juicio oral y público por robo de bebés dejó como saldo más confirmaciones de la supresión de la identidad de los hijos de Raquel Negro desde los instantes poteriores al nacimiento. Si bien las dos enfermeras del Hospital Militar que declararon ayer aseguraron no haber visto a los mellizos, ratificaron haber tomado conocimiento de los hechos investigados y de que los niños estaban internados como NN, por lo cual los llamaron Soledad y Facundo.

El tercer testigo del viernes fue el militar retirado Hugo José Gutiérrez, quien se desempeñaba como jefe de Sala 1, donde estuvo internada Negro luego del parto, según algunos testimonios. Gutiérrez se desligó de los hechos afirmando que en 1978 estaba destinado en Concordia, pero esto se contradijo con su declaración de la etapa instructoria, cuando no mencionó esa circunstancia, y mereció un llamado de atención del Tribunal.

“Entre los comentarios que se escuchaban, me dijeron las chicas que estaban anotados como NN en la planilla y que como les daba mucha lástima les pusieron Soledad y Facundo”, contó ayer, emocionada, una de las enfermeras. Más tarde, la otra testigo mencionó: “Las chicas les habían puesto nombres, porque no tenían: a la nena Soledad y al nene me parece que Facundo”. Ambas se desempeñaban en Terapia Intensiva, donde los bebés estuvieron luego del parto, en una sola incubadora. Desde allí fueron derivados al Instituto Privado de Pediatría (IPP), según consta en los registros de esa clínica, porque el varón sufría un problema respiratorio. La nena pudo recuperar su identidad, pero el niño continúa desaparecido.

Las declaraciones de ayer se sumaron a las que hicieron anteriormente las trabajadoras del hospital que sí tuvieron contacto directo con los mellizos en Terapia, quienes habían confirmado que ya en ese servicio estaban registrados como NN. Eso implica la alteración de identidad y la omisión de inscribirlos como hijos de su verdadera madre. Pero además, el testimonio revelador del jueves de la empleada que participó del parto dejó en claro que en ese momento no hubo registro alguno.

Hasta el mismo Juan Antonio Zaccaría reconoció ese delito, cuando dijo en su indagatoria del viernes 26 de agosto: “No sé si estaban inscriptos en el libro de registro, supongo que había cosas que no registraban correctamente. Supongo que estaban internados en forma ilegal, no correcta, en una palabra”.

Comentarios
La primera en declarar ayer dijo que cuando se produjo el nacimiento ella estaba de franco o de vacaciones, pero se enteró cuando se reintegró a su trabajo”. Escuchó de boca de al menos tres de sus compañeras que “había una incubadora con dos bebés” que luego fueron derivados “a un lugar especializado”, indicó. “El comentario era que eran un varoncito y una nena”, acotó.

La otra empleada dijo que en esa época estaba con parte de enferma, pero cuando volvió, en marzo de 1978, escuchó que habían nacido los mellizos, un varón y una mujer. “Lo único que escuché fue que habían nacido y los habían llevado al Instituto del Niño. Con respecto a la madre nunca escuché nada”, reseñó. Luego precisó que escuchó que el varón tenía problemas de salud y que sus compañeras de Terapia asistieron a los niños.

El rol del jefe
“Zaccaría supervisaba todo. Cada una se hacía responsable de sus cosas, pero él era el que ordenaba, era nuestro jefe”, dijo una de las enfermeras sobre el rol del imputado. “¿Zaccaría tenía conocimiento de los ingresos y egresos de la sala?”, le preguntaron: “Por supuesto, era su función”, respondió con seguridad.

La segunda mantuvo la misma línea: “Zaccaría era el que nos dirigía a todos nosotros. Nunca pudo ingresar alguien a Terapia sin conocimiento del doctor Zaccaría, porque había una historia clínica de cada paciente, donde decía la evolución del enfermo, identificado con nombre, apellido, edad, fecha de nacimiento y el diagnóstico y qué médico lo había derivado a Terapia intensiva”, recordó la mujer. Pese a esas reglas, esos bebés no tenían identidad.

La audiencia se desarrolló nuevamente sin la presencia en la sala del represor Walter Pagano, quien prefiere permanecer en otra dependencia del edificio de los Tribunales Federales de calle 25 de Mayo. Además de Pagano y Zaccaría, el Tribunal Oral Federal de Paraná juzga a Pascual Guerrieri, Juan Daniel Amelong, Marino González y Jorge Fariña, por los delitos de sustracción de menores y sustitución de identidad.

Contradicciones de un militar
El testigo Hugo José Gutiérrez, militar retirado, declaró ayer en último término. Primero dijo que en 1978 era encargado de la Sala 1, donde habría estado internada Raquel Negro después del parto. Sin embargo, a los pocos minutos dijo que no estaba en el noscomio al momento de los hechos. “En el 77, si mal no recuerdo, fui comisionado a Concordia para integrar la formación de un regimiento por el caso Chile, hasta el 79. No sé quién se hizo cargo de la Sala 1 en ese periodo”, sostuvo.

Con esa frase también se contradijo con su declaración en la instrucción, el 19 de diciembre de 2007, lo cual fue marcado por la querella. En aquella oportunidad no había mencionado su ausencia durante los hechos investigados. “Ahora lo recuerdo, antes no”, se defendió.

El Tribunal le advirtió que podía ser imputado del delito falso testimonio, ya que resultaba “extraño que no lo haya dicho antes y que se acuerde ahora”, le dijo el presidente, Roberto López Arango. Luego insistieron los jueces en preguntarle si estuvo o no en el Hospital Paraná ese año, pero Gutiérrez se mantuvo en su versión actual.

El fiscal José Ignacio Candioti pidió que el Tribunal remitiera un oficio a los efectos de corroborar efectivamente en el legajo del testigo, si prestaba funciones en Concordia en 1978. El Tribunal no hizo lugar al pedido de la Fiscalía.

Alfredo Hoffman 
De la Redacción de UNO

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