jueves, 22 de septiembre de 2011

Cómo robaron los mellizos de Raquel Negro, según Costanzo

El testigo clave relacionó a los acusados con los delitos que se investigan en la causa Hospital Militar. También pidió que se tomen medidas para determinar si Navone o su hermano tienen a un hijo de desaparecidos.

Eduardo Rodolfo Costanzo, alias El Tucu, ex personal civil de Inteligencia del Ejército, contó ayer todo lo que dice saber sobre el capítulo del genocidio de la última dictadura que comprende a la santafesina desaparecida Raquel Negro y a sus mellizos. Su testimonio cumplió con las expectativas que existían, especialmente sobre dos cuestiones: por un lado, cómo fue el plan para robar los bebés y sustituirle la identidad y quiénes fueron algunos de los responsables de idearlo y ejecutarlo; y en segundo lugar, qué pudo haber pasado con el niño que todavía sigue siendo buscado. Sobre lo primero responsabilizó a cinco acusados: Pascual Guerrieri, Jorge Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Pagano y Marino González. Sólo dejó afuera al médico Juan Antonio Zaccaría, a quien dijo no conocer. Sobre lo segundo, dio marcha atrás con sus manifestaciones anteriores acerca de que el bebé muirió al nacer y hasta pidió que se investigue la hipótesis según la cual el apropiador habría sido el militar que se suicidó en 2008, Paul Navone, o un hermano de éste.

Costanzo llegó a las 10 en punto a la sede tribunalicia donde se realiza el juicio. Un auto con vidrios polarizados ingresó raudamente al edificio de calle 25 de Mayo luego de trasladarlo desde Rosario, donde cumple prisión domiliaria por la condena a perpetuidad que le cabió en el juicio por la causa Guerrieri. Fue el único testigo de la décimo tercera jornada y sus antecedentes de haber declarado en contra de sus pares represores motivaron que estuvieran desbordadas de público las dos salas dispuestas por el Tribunal Oral Federal de Paraná para el desarrollo del debate. La ansiedad también dominó a los imputados, en especial a Jorge Alberto Fariña, quien pidió prestar declaración indagatoria antes de que Costanzo compareciera ante los jueces, luego de haber permanecido callado durante todo el mes que lleva el juicio. Lo hizo para anticiparse a las acusaciones y calificar a su ex subordinado como “fabulador, mitómano, extorsionador” y “persona perversa”.

Cuando El Tucu ingresó a la sala, un detalle de su vestimenta dominó la escena: llevaba puesta la misma corbata con figuras de Mickey y otros personajes de Disney que usó cuando concedió una entrevista al periodista Carlos Del Frade hace 15 años, cuando contó por primera vez que Raquel Negro había dado a luz a mellizos en el Hospital Militar de Paraná, un niño y una niña, y que el varón había muerto en el parto.

Esa imagen contrastante, como la calificó Del Frade cuando la mencionó en su declaración de la semana pasada, era una señal de que venía siguiendo el hilo juicio, algo que confirmó cuando rectificó su versión de que el niño había muerto para decir que sólo fue un comentario de sus compañeros que realizaban la custodia de Raquel Negro en Paraná: “No sé si lo contaron porque se lo quedó alguno de ellos. Ahora, mirando los diarios veo las declaraciones de los médicos de que el chiquito no nació muerto”.

En esa misma línea, reconoció que su defensor en Rosario aportó como prueba la copia de un mail que, según dijo, le dejaron en su casa, en el cual se habla de que Navone se habría quedado con el bebé. Se trataría de un intercambio entre Carlos Razetti –hijo del dirigente justicialista asesinado por la Triple A, Constantino Razetti– y un periodista argentino radicado en Barcelona, Oscar Copaitich. Aseguró que desde hace un año y medio viene reclamando que se le tome declaración a Razetti, quien “tiene todo para decir sobre quiénes mataron a Raquel Negro y quién tiene el mellizo”, y ahora a Copaitich, quien –según indicó– "se crió” con los hermanos Navone en la localidad santafesina de Casilda. "Háganle un ADN al hijo de Navone, que el día que se mató lo mandaron a España, y al hijo del hermano de Navone, que vive en Casilda, porque se comentaba que tenían un hijo de desaparecidos él o el hermano", sostuvo.

El plan y los responsables

Constanzo dijo suponer que la orden para trasladar a Raquel Negro embarazada al Hospital Militar de Paraná, desde su lugar de cautiverio en la zona de Rosario, la dio “la cúpula de arriba”, es decir el comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Leopoldo Fortunato Guerrieri, o su lugarteniente, Luciano Adolfo Jáuregui, o el mismo Guerrieri, segundo jefe del Destacamento de Inteligencia 121.

Dijo también que vio a Raquel embarazada en el centro clandestino de detención que funcionaba en la Quinta de Funes, que “operativamente dirigía Guerrieri” y donde actuaba el resto de la “patota” del DI 121: Fariña como jefe de la sección Operaciones Especiales, Amelong como segundo jefe de esa sección y González “en la sección calle”. Los cuatro “sabían vida y milagro” de todo lo que ocurría. La “patota” eran la que “operaba, detenía, hacía los vuelos de la muerte”.

Sobre el traslado de Negro indicó: “Quién se encargó de todos los trámites fue Marino González, él organizaba las guardias, quién tenía que venir a cuidarla; me imagino que en comunicación con gente del hospital”, dijo. Específicamente mencionó que González debe haber tenido contacto con Navone en el nosocomio.

“La hicieron figurar como la sobrina de Galtieri, la internaron y venían a hacer guardia mis compañeros. Aclaro que yo nunca vine, nunca me designaron. La guardia cambiaba cada 24 horas. Los muchachos contaban cómo era el servicio, cómo le llevaban la comida para ella y para la custodia a la habitación, que estaba apartada, con dos camas”, dijo. “Me lo decían El Barba, El Puma, Scilabra, todos los que habían hecho guardia”.

Tambjién le comentaron que nacieron un varón y una mujer. La niña, Sabrina Gullino, que pudo recuperar verdadera identidad, fue abandonada en el Hogar del Huérfano de Rosario. Costanzo reiteró lo que viene diciendo al respecto: “Después me entero, porque me lo contó Pagano, que él y Amelong la tiraron a la nena en la puerta de un convento. Orgulloso estoy de que hoy Sabrina tenga su identidad gracias a mí. Lo que sé es que Amelong se quedó en el auto y Pagano la dejó en el hall. Contó que dejó un escarbadientes para que el timbre siguiera sonando y la monja de arriba preguntó '¿qué busca?' y salió corriendo (…) Nos cagamos de risa (…) No sé quién la trajo a la bebé ni cuándo ni cómo llega a manos de ellos”.

A Raquel Negro la vio por últma vez ya sin vida, “la noche que mataron a los 16 detenidos en la quinta de Amelong”, en referencia a La Intermedia. “Después que los cargan a todos en un camión, un Merceditos Benz, para llevarlos al aeropuerto para tirarlos al mar, para un auto al lado mío, se bajan tres o cuatro tipos, abren el baúl, miro así y la veo totalmente desnuda, con una bolsa de plástico acá (en la cabeza) y atadas las manos. La sacaron y la cargaron junto con los otros muertos”.

El encargado de tirar los cuerpos desde los aviones, según manifestó, era el imputado González: "Les digo a Sabrina y a Sebastián (el hijo mayor de Raquel Negro): mírenle bien el rostro a Marino González, porque él es el último que tocó a su madre, porque era él quien tiraba la gente de los aviones".

“A él le creen y a mí no”

El imputado Jorge Fariña pidió prestar declaración indagatoria antes del testimonio de Eduardo Costanzo. Lo hizo para anticiparse a las acusaciones diciendo que su ex subordinado tiene "animosidad" contra él y que es un "fabulador, mentiroso, mitómanmo, extorsionador, un personaje perverso".

"A él se le cree todo y a mí no se me cree nada, que soy todo lo contrario y reconocido en todas las ciudades donde estuve. Soy una persona de bien".

Luego añadió: "Creo que la investigación debe dirigirse y profundizarse principalmente sobre Costanzo y Navone, y sobre el IPP (Instituto Privado de Pediatría). Yo no tengo absolutamente nada que ver, ojalá se llegue a buen término y ojalá se sepa qué es lo que sucedió con los mellizos de la señora Raquel Negro".

Alfredo Hoffman
De la Redacción de UNO

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