sábado, 17 de septiembre de 2011

Jaime Dri involucró a Fariña, Guerrieri, Amelong y Pagano


En el juicio, el sobreviviente del terrorismo de Estado nombró a los cuatro represores como responsables del cautiverio de Raquel Negro y de organizar su traslado a Paraná para dar a luz

Desde Panamá, mirando en un monitor a quienes lo tuvieron cautivo en los centros clandestinos de detención de Rosario hace 33 años, Jaime Dri cerró ayer su esclarecedor testimonio ante el Tribunal Oral Federal de Paraná con una exigencia contundente: “Les digo a Sebastián, Jorge, Daniel y Sergio II que hagan un acto histórico y digan dónde está el hermano de Sabrina y el Sebas. Rompan el pacto de silencio”. El ex detenido-desaparecido, que pudo escapar de su secuestro durante la última dictadura, se dirigió de esa manera a cuatro de los acusados en el juicio por la causa Hospital Militar, donde se investiga el robo y la sustitución de la identidad de los hijos mellizos de sus ex compañeros de militancia y de cautiverio, Raquel Negro y Tulio Tucho Valenzuela. Sabrina es la joven que recuperó su identidad y Sebas es su hermano mayor, Sebastián Álvarez.

En los campos de concentración que funcionaban en la Quinta de Funes, en la escuela Magnasco y en La Intermedia, Sebastián era Jorge Alberto Fariña, Jorge era Pascual Oscar Guerrieri, Daniel era Juan Daniel Amelong y Sergio II era Walter Salvador Dionisio Pagano. Dri los volvió a reconocer por sistema de videoconferencia, a 5.000 kilómetros de distancia, sentados en el banquillo de los acusados junto a Juan Antonio Zaccaría y Marino Héctor González. Su testimonio sirvió para comprometerlos con los crímenes investigados. Hasta el jueves Guerrieri se reía porque los testigos no lo nombraban. Ahora la situación es otra.

El entrerriano Dri, con su declaración, responsabilizó a los cuatro represores por tener cautiva a la madre de los mellizos y organizar su traslado al Hospital Militar de Paraná para que aquí nacieran los niños que luego serían atendidos en el Instituto Privado de Pediatría y sustraídos. También fueron quienes participaron del asesinato y desaparición de Raquel, según quedó establecido en el juicio que se desarrolló en Rosario.

El ex diputado justicialista dijo que María –apodo con el que conoció a Raquel Negro– fue secuestrada en Mar del Plata el 1º de enero de 1978 junto a su hijo Sebastián, que tenía 1 año y medio, y su pareja Tucho Valenzuela. Al día siguiente los tres llegaron a la Quinta de Funes, donde él estaba desde fines de 1977. Cuando el fiscal José Ignacio Candioti le preguntó quién la tenía detenida a Raquel, dijo sin dudar que “el de mayor rango era Jorge”, por Guerrieri, y quien comandaba el grupo operativo era Sebastián, por Fariña.

Un domingo por la tarde, cuando Tucho acababa de aceptar participar de la llamada Operación México para asesinar a la cúpula de Montoneros, que luego desbarataría, Raquel salió de la Quinta de Funes acompañada de miembros de la patota. Fue a Santa Fe a dejar a su hijo mayor con los abuelos maternos. Luego de la fuga de Tucho y de su denuncia internacional de las violaciones a los derechos humanos, todos los detenidos fueron trasladados a la escuela Magnasco, en Rosario, y de allí a La Intermedia, en la autopista que une esa ciudad y Santa Fe. Desde ahí Raquel fue “sacada en dos oportunidades: la llevaron a Paraná a los efectos de un chequeo médico”. No la llevaban por la autopista, sino que la retiraban por un camino de tierra que pasaba por debajo de un puente, que Dri reconoció durante una inspección que se realizó en el marco del juicio en Rosario.

Cuando regresó del segundo chequeo, le comentó que quienes la atendieron le habían dicho que todavía faltaba un tiempo para el parto. Por eso sorprendió lo que sucedió algunos días después: “Jorge reunió a todos. A mí me dijo que si querían me mataban y a María le comunicaron que nuevamente la llevaban a Paraná. Era de suponer que pudiera haber un desenlace peor”.

“La llevaron una mañana temprano. Al poco tiempo llegó la noticia de que había tenido mellizos, que estaba bien y en pocos días la iban a traer a la Intermedia”, dijo Dri. Incluso recordó que alguien dijo: “Este hijo de puta de Tucho encima tuvo mellizos”. Era claro que ambos bebés estaban vivos, pese a que luego se echó a circular la versión de que el varón falleció. También que la habían llevado al Hospital Militar de la capital entrerriana. Luego a él lo trasladaron a la ESMA y ya no volvió a ver a Raquel, que hoy continúa desaparecida.

Una detenida en el hospital
Luego de Dri declaró un testigo que se desempeñaba como fisioterapeuta en el Hospital Militar mientras hacía la conscripción. Contó que en una oportunidad lo enviaron a realizar un refuerzo de guardia a la sala de Enfermería del nosocomio, donde se encontraba una mujer detenida, atada de pies y manos.

Esto sucedió entre abril de 1977 y abril de 1978, que fue el período durante el cual realizó la conscripción. Raquel Negro estuvo cautiva allí durante la parte final de ese lapso de tiempo. De todos modos, el hombre no supo precisar si esa mujer se encontraba embarazada o si había tenido familia.

Las primeras revelaciones de Costanzo
Reynaldo Sietecase expuso ante el tribunal sobre la entrevista que realizó al represor Eduardo Tucu Costanzo en junio de 1992. Durante las tres horas que duró aquel encuentro, el hombre que había llegado a la Redacción del diario Rosario 12 vistiendo un largo sobretodo negro, hizo una serie de revelaciones sobre la represión ilegal que el periodista rememoró ayer.

Sietecase recordó que Costanzo le habló de la “ejecución de 14 o 16 presos políticos” en lo que luego se confirmó que era el centro clandestino de detención La Intermedia. Entre esas víctimas el entrevistado nombró a María, pseudónimo de Raquel Negro.

Entre los represores que estuvieron a cargo de aquella matanza, el ex servicio de Inteligencia mencionó –entre otros– a Fariña y a Guerrieri, dos de los acusados en el juicio.

“Después no pudimos encontrar más a Costanzo. Tiempo más tarde habló con otros periodistas, con Carlos Del Frade y José Maggi”, comentó el periodista. Y destacó que en esas posteriores declaraciones fue “abundando en más detalles”.

Además remarcó que lo que había dicho El Tucu en 1992 “empezó a cerrar” y a demostrarse como cierto. “Nunca nadie desmintió la nota”, dijo Sietecase, con excepción de Rodolfo Rieggé, quien en aquel entonces era flamante subsecretario de Seguridad del ex gobernador santafesino Carlos Reutemann y en otro reportaje negó haber tenido la participación en aquellos hechos que le había adjudicado Costanzo.

“Debe ser mi nota más importante en cuanto a lo que significó para la sociedad”, reflexionó sobre el final de su testimonio.

El tribunal tendrá oportunidad de averiguar más sobre lo que sabe Costanzo cuando le tome declaración testimonial la semana que viene.

Alfredo Hoffman 
De la Redacción de UNO 

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