miércoles, 5 de octubre de 2011

Amelong divagó y acusó a los médicos antes de los alegatos


En el juicio por la causa Hospital Militar, el acusado se excusó diciendo que sólo hacía tareas de logística durante la dictadura. Hoy se escucharán los alegatos de las querellas y la Fiscalía.

Los abogados querellantes expondrán hoy, desde las 9, sus alegatos en el debate por la causa Hospital Militar. Después será el turno de la Fiscalía. Luego de las divagaciones de ayer del acusado Juan Daniel Amelong, se aproxima, ahora sí, la finalización del primer juicio oral y público en Entre Ríos por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura. Se espera que ya la semana que viene se conozca la sentencia por los delitos de sustracción de menores y sustitución de identidad por los que son juzgados los militares de Inteligencia Amelong, Pascual Oscar Guerrieri, Marino Héctor González y Jorge Alberto Fariña; el agente civil de Inteligencia Walter Salvador Dionisio Pagano y el médico militar Juan Antonio Zaccaría.

Ayer, como se esperaba, Amelong se explayó cómodamente en una nueva ampliación de su declaración indagatoria, durante la cual basó su estrategia defensiva en describir su desempeño en el Ejército durante los años del terrorismo de Estado como el de un inofensivo mecánico, que recién ejerció funciones propias de la Inteligencia en la década del 80; en desacreditar al testigo y represor Eduardo Costanzo y en involucrar a los médicos del Instituto Privado de Pediatría (IPP) en el robo y la sustitución de identidad de los hijos mellizos de la pareja de militantes desaparecidos que componían Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Además, dijo que en el momento que se cometieron los crímenes, entre febrero y marzo de 1978, justo se encontraba de licencia y fuera del país.

Durante la jornada se produjo también una serie de idas y venidas con respecto a la citación a Pablo Martín Navone, uno de los hijos de Paul Alberto Navone, el militar imputado en la causa que se quitó la vida en febrero de 2008 el mismo día que debía prestar declaración indagatoria en Paraná. Ante el pedido de la querella, y siendo que Pablo Navone estaba citado a testimoniar el jueves a las 10 por el juez federal de primera instancia Gustavo Zonis, el tribunal decidió que declarara ese mismo día en el juicio. Sin embargo, luego se corroboró que el hombre se encuentra en España y su testimonio no será posible en el juicio oral y público, y tampoco, al menos por ahora, en la instrucción por la averiguación del paradero del hijo varón de Valenzuela y Negro.

La audiencia se cerró con la cuarta ampliación indagatoria del acusado Pascual Guerrieri, quien insistió con su versión de la historia: negó el terrorismo de Estado y atribuyó “todo esto que pasó” al “contexto de una guerra revolucionaria”. También buscó desacreditar a los testigos propuestos por la querella Jaime Dri, Miguel Bonasso y Eduardo Costanzo.

El mecánico
Rozando el absurdo en algunos tramos de su indagatoria, Amelong se basó en sus dotes de mecánico de autos para fundamentar su pretendida inocencia ante el robo de bebés. En ese sentido, aportó como supuesta “prueba” la foto de un Torino que él mismo habría restaurado. Lo que pretendía demostrar así es que durante los años en que se perpetró el genocidio desempeñaba tareas meramente logísticas en el Ejército y recién en 1980 comenzó a especializarse en tareas de inteligencia.

Según dijo, en 1973 y 1974, recién salido del Colegio Militar, estuvo destinado a la localidad entrerriana de General Galarza, donde diseñó y construyó un circuito de automovilismo que fue inaugurado con la actuación del piloto Alberto Scarazzini. Durante su intervención mencionó este y otros detalles relacionados con su fanatismo por los “fierros”. Esto le valió una advertencia del presidente del tribunal, Roberto López Arango: “Está abundando en detalles sobre actividades que ha desempeñado como hobbies, que no hacen a su derecho de defensa. Hay cierto divague en su relato defensivo. La presidencia le pide que acote”.

“Los que saben son los médicos”
En su intención de desligarse de los delitos, se ocupó de involucrar a los socios del Instituto Privado de Pediatría de Paraná (IPP). “Si hay alguien que sabe qué paso con el bebé varón son los médicos del Instituto Privado de Pediatría. Los tres que declararon acá fueron objeto de severas advertencias por su reticencia. No vi que se les haya formado una causa por falso testimonio”, sostuvo el militar.

“Quienes saben a quién les entregaron las criaturas, no cabe ninguna duda que son los tres doctores que declararon acá. Especialmente el doctor (Miguel) Torrealday”, afirmó. Además agregó: “Pudimos ver en el IPP que en un espacio del 50% de esta sala no vieron los bebés, no saben quién los retiró. ¿Vieron las cunas, vieron las incubadoras y no vieron lo que había adentro? ¡Por favor!”. También buscó desacreditar los dichos del represor Eduardo Tucu Costanzo, quien dijo que Amelong y Pagano dejaron a la beba mujer en la puerta de un orfanato rosarino: “Cuando le preguntaron sobre las circunstancias en que Pagano le habría dicho que él y yo llevamos la criatura a un convento, dijo que si le preguntaran a otros de los integrantes que estaban en la Quinta de Funes dirían que no es cierto. El mismo testigo está diciendo que no tiene cómo probar sus dichos”, remarcó.También criticó a Costanzo porque primero dijo que el bebé varón había muerto y luego que se lo habría quedado Navone o un hermano de Navone, lo que a su juicio es una contradicción, y porque “tiene una gran animosidad” contra él.

La pista Navone, en stand by 
La investigación por la pista que involucra al suicidado Navone en la apropiación del hijo varón de Raquel Negro no podrá avanzar en lo inmediato ya que uno de los hijos del militar, que mostró públicamente cierto interés en colaborar con la investigación, se encuentra en España y no regresará al país hasta fin de mes.

Durante el juicio, primero el imputado Guerrieri y después el testigo Costanzo ventilaron la versión de que Navone asesinó a Negro y él o un hermano suyo se habría quedado con uno hijo de desaparecidos que sería el hermano mellizo de Sabrina Gullino. Esta versión la lanzó públicamente un militante peronista de los 70 que hoy reside en España, Oscar Kopaitich. A partir de esto los fiscales José Ignacio Candioti y Mario Silva solicitaron al juez Gustavo Zonis que investigara la pista y el magistrado citó a uno de los hijos de Navone, Pablo Martín, a prestar declaración el jueves a las 10 en el marco del sumario que tiene por objeto encontrar al hermano de Sabrina. Aparentemente, la notificación llegó ayer, cuando el joven que reside en Córdoba ya estaba en España. Además, la querella solicitó que el hijo de Navone declarara también en el juicio, a raíz de que en recientes manifestaciones periodísticas dijo que su padre le había contado que los imputados Amelong y Pagano se llevaron a la beba mujer y la dejaron en la puerta de un orfanato. En esa entrevista, publicada el lunes en El Diario, dijo también que no tiene problemas en someterse a un estudio de ADN.

Ayer sí declaró uno de los periodistas que hicieron la nota, Juan Cruz Varela (el otro fue Jorge Riani). Varela ratificó lo publicado, en el sentido de que el hijo de Navone dijo que su padre le contó que el hijo varón de Raquel Negro falleció en el parto y que a la niña se la llevaron los acusados. Además indicó que su padre se desempeñaba en Paraná como integrante del Destacamento de Inteligencia 122 de Santa Fe y una de sus funciones fue recibir a Negro y coordinar su estadía en el Hospital Militar de Paraná.

Alfredo Hoffman 
De la Redacción de UNO

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