viernes, 13 de abril de 2012

Guerra, negación y silencios, presentes en las declaraciones indagatorias

En silencio. Dasso toma notas en un cuaderno. Hasta ahora
no prestó declaración.
 (Foto: UNO-Juan Ignacio Pereira)

Los imputados por crímenes de lesa humanidad volvieron a preferir no declarar; pero se leyeron sus manifestaciones en la instrucción, donde Harguindeguy justificó la represión.

Alfredo Hoffman
De la Redacción de UNO

El juicio por la causa Harguideguy tuvo ayer la última jornada correspondiente a las indagatorias. Como lo hicieron el miércoles y luego de hablar con sus defensores, todos los represores decidieron no declarar, al menos en esta instancia, pero a través de la lectura de sus manifestaciones en la etapa de instrucción ante el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, se pudo conocer sus versiones de los hechos. Allí aperecen la referencia a una guerra contra la subversión y la negación de los delitos de lesa humanidad que se investigan, que van desde secuestros y torturas a desapariciones forzadas de persona en la costa este de la provincia.

La lectura de las indagatorias permitió escuchar los argumentos de Albano Harguindeguy, quien enfrenta por primera vez a un tribunal en juicio. El ex jerarca de la dictadura, en una primera oportunidad, buscó desligarse de los hechos asegurando que su cargo de ministro del Interior no tenía injerencia en las zonas, subzonas y áreas de defensa en las que las Fuerzas Armadas habían dividido y subdividido el país para llevar adelante la represión ilegal con el pretexto de combatir la subversión. “No tenía que impartir órdenes porque no eran de competencia de mi ministerio”, afirmó.

Luego se leyó un escrito que presentó quien es el principal acusado de las tres causas acumuladas que están en juicio, y que pidió que se agregara como parte integrante de su indagatoria. Allí se explaya ampliamente en las referencias a las normas emitidas por el llamado Proceso de Reorganización Nacional con el propósito de “erradicar la subversión” y se preocupó por aclarar que todo lo relacionado con ese fin “dependía de la Junta Militar”.

También aludió a la idea de la existencia de una “guerra” en el país, que se daba “en el marco de la guerra fría” y relató acciones guerrilleras que, según indicó, habrían sido motivo para el accionar represivo. Justificó el terrorismo de Estado mencionando el indulto de presos políticos el 25 de mayo de 1973, por parte del gobierno de Héctor Cámpora, y por la llegada al país de guerrilleros chilenos y uruguayos, los primeros como consecuencia del golpe de Estado contra Salvador Allende, y los segundos por la “efectiva” lucha contra la subversión en el país oriental.

Ese discurso finaliza con la pretendida justificación del plan sistemático de represión ilegal instrumentado desde el 24 de marzo de 1976, por los decretos de “aniquilamiento” emitidos por el gobierno peronista de 1975. Según dijo, las sucesivas juntas militares “no se apartaron en nada” de esos decretos.

Negaciones
Francisco Crescenzo, exjefe de la Delegación Concepción del Uruguay de la Policía Federal, en su declaración en instrucción negó “la multiplicidad de mendacidades” que lo señalan como autor de allanamientos ilegales, secuestros y torturas. Dijo que sólo era un “subalterno” en la época de los hechos y que su tarea se limitaba a “queheceres administrativos” y atención al público”.

Julio César Rodríguez, exsargento de la Policía Federal de Concepción, utilizó similares recursos. Dijo que trabajaba en una “oficina técnica” y que “no tenía contacto con los detenidos”. Aseguró que no torturó ni cometió “ninguna clase de delito” y que no recuerda ni vio nada sobre las violaciones a los derechos humanos denunciadas. Ni siquiera reconoció que le decían Moscardón Verde; dijo que a otro policía llamaban Moscardón y que a él le decían Polilla, Boquita y Tijereta.

Juan Carlos Mondragón (ex jefe de Seguridad y Operaciones de la Departamental Gualeguaychú de la Policía de Entre Ríos) y cantautor folclórico, declaró que le llamaban “poderosamente” la atención las imputaciones, a las que calificó de “horrendas y vejatorias”. Señaló que tiene “relación de amistad” con los hermanos Emilio y Jaime Martínez Garbino, a quienes está acusado de secuestrar. Y se quejó porque la acusación en su contra hizo que su nombre como artista fuera “arrastrado por todas las comarcas del país”, que su familia lo abandonara y que ya no tuviera amigos.

Juan Miguel Valentino, ex jefe del Escuadrón de Caballería Blindada II de Gualeguaychú, negó haber cometido delitos y haber recibido órdenes ilegales. No se dio lectura a indagatorias de Naldo Miguel Dasso (exjefe del Regimiento de Caballería de Tanques VI Blandengues, de Concordia) y de Marcelo Alfredo Pérez (ex jefe de la Departamental Gualeguaychú de la Policía de Entre Ríos).


Civiles detenidos en el Ejército

 Pulcritud. Kelly del Moral es el único excarcelado.
(Foto: UNO-Juan Ignacio Pereira)
La declaración indagatoria durante la instrucción de Santiago Carlos Héctor Kelly del Moral (exjefe de Sección de Exploración del Regimiento de Gualeguaychú) incluyó un reconocimiento a la existencia de civiles detenidos “en tránsito” en dependencias del Ejército durante 1976, aunque dijo que no estaban en calabozos sino “habitaciones”. Señaló que vio a familiares de los detenidos que se acercaban a dejarles ropa y material de lectura y aseguró que aquellas personas estaban a cargo del jefe de la unidad militar, el también imputado Valentino. De todos modos, negó haber cometido ni haber visto cometer delitos: “Jamás entré en esas habitaciones, nunca vi torturar ni recibí ninguna orden ilegal”, dijo. Sobre sus camaradas aseguró que ninguno era capaz de practicar “actos de sadismo”.

Kelly es el único procesado que está libre y se presenta a las audiencias siempre vestido de impecable traje, camisa y corbata. El miércoles dijo que su actividad actual es la de agente inmobiliario y que hace poco renunció a su puesto de gerente de una empresa con sede en Bogotá (Colombia) para “presentarse a derecho” en esta causa. No tiene esposa, hijos, padres ni hermanos.

Ayer se leyó su relato ante el Juzgado de Instrucción, donde manifestó que llegó a Gualeguaychú con 20 años en 1974 y permaneció en ese destino tres años. “Era el oficial de menor jerarquía del Regimiento, no participaba en la toma de decisiones”, se defendió. Su misión era la de capacitar al personal en las técnicas de “combate clásico”. Según su versión, las víctimas pudieron haberlo involucrado en los crímenes porque escuchaban su apellido cuando daba el saludo a la tropa.

Dijo que cuando arribó a la ciudad no conocía a nadie, pero de a poco logró insertarse en distintos ámbitos. Por ejemplo, contó que jugó durante un año en el quipo de fútbol de primera división de Racing de Gualeguaychú, y que se destacaba en la actividad hípica, sobre todo en la disciplina de salto y no tanto en el polo.

Estarán ausentes

Por pedido de los defensores, el Tribunal Oral Federal permitió a Kelly del Moral, Mondragón, Pérez y Dasso no estar presentes en las audiencias desde el miércoles y mientras duren las testimoniales correspondientes a los hechos que no los involucran. En cambio, sí obligó a sus representantes a concurrir a la sala, rechazando el pedido para no hacerlo.

El miércoles a las 10.30 se abrirá la etapa testimonial y hasta el 10 de mayo comparecerán testigos relacionados al expediente por los delitos cometidos en Concepción del Uruguay. Luego lo harán los de Concordia y finalmente los de Gualeguaychú.

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